La calidez de una cocina, un patio, los olores y aromas de los ingredientes que se cuecen, los vinos y sus taninos se quedan impregnados en la memoria cada vez que uno visita una Masía catalana.
Una gran casa para una gran familia en el medio del campo, rodeada por viñedos, largas plantaciones de olivos, tomates y todo tipo de vegetales en una tierra bondadosa y fértil, testigo de cosechas y largas noches de tertulias familiares.
Las masías son un recuerdo de una época buena donde el campo catalán producía lo mejor para los visitantes y comerciantes que pasaban por Figueras, El Empordá, donde se hicieron estas fotografías.
Ahora, esos recuerdos se repiten una y otra vez cuando un foráneo tiene esa suerte de llegar a una de estas casonas representativas de estas tierras catalanas ydonde puede disfrutar de esos sabores que saben a nostalgia y a buena tierra.
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